domingo, 12 de diciembre de 2010

CRESTITA el gallito valiente





Crestita era un gallito que todas las mañanas, subido a lo más alto del gallinero, cantaba: "¡Quicoricó!", y despertaba a las gallinitas y a los pollitos. Y todos empezaban a lavarse y a peinarse y a desayunarse con maíz.
Cuando los pollitos tenían la pancita bien llena, Crestita les daba la lección de canto.
"¡Quicoricó!", cantaba Crestita, pero como los pollitos eran chiquitos, apenas si hacían "¡Pío-Pío!".
Claro que Crestita no se enojaba.
Después, Crestita salía a pasear con las gallinitas: todas iban muy paquetas, con sus sombreros, y sus carteras, y sus pañuelos de colores en el cuello...
Sí, Crestita era un gallito que vivía lo más contento.
Hasta que un día..
Hasta que un día, cuando Crestita estaba durmiendo la siesta, vino Zorroberto, el zorro pícaro, y metió a todas las gallinitas en una bolsa y salió corriendo y no paró hasta llegar a su cueva con las gallinitas.
"Yo te voy a arreglar, Zorroberto, robagallinas", dijo Crestita, enojadísimo. Y poniéndose un sombrero, un pañuelo y una cartera de gallinita, se puso a pasear por el bosque. Cuando Zorroberto lo vió, pensó enseguidita:
"Esta gallinita se me ha escapado. Ahora mismo la cazaré". Y de un salto cayó sobre Crestita y lo metió en la bolsa. Y se lo llevó hasta la cueva donde estaban las gallinitas.
¡Esto era lo que Crestita quería!.
Y cuando Zorroberto abrió la bolsa, Crestita sacó un garrote que tenía escondido y le calentó la cola a palos.
Zorroberto salió disparando, y Crestita volvió al gallinero con las gallinitas.
Hicieron una gran fiesta festejando la paliza a Zorroberto.
Y tanto maíz y lombrices comieron que todos, gallito, gallinitas y pollitos se han empachado, y colorín colorado, este cuento se ha acabado

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