sábado, 3 de enero de 2009

ROSITA, la ardillita glotona…




2- ROSITA, la ardillita glotona…


A algunos niños les gustan los globos… Pero a Rosita, la ardilla, le gustaban las nueces. Todos los días, cuando se despertaba, iba a la cocina. Se subía en un banquito y agarraba una lata de arriba del mueble. Allí estaban las nueces.

Después de lavarse la cara, se cepillaba el pelo ( ya que era muy coqueta), y salía de su casa.

Pasaba al lado de un árbol grande, y de otro chiquito: detrás se veía un frasco. ¡Y le comía la miel de su escondite al oso pardo!.

-Solo me falta una cosa- se decía Rosita. Y con un golpecito alegre llamaba a una puerta.

-¿quién es?- preguntaba Don Topo, sin ver.

Pero Rosita, muy calladita, le sacaba el azúcar y le ponía unos copitos de algodón.

Claro, Rosita estaba muy contenta con la barriga redondita… pero sus amigos del bosque se enojaron y decidieron darle una lección. Entre todos levantaron una casa chiquita con ventanas y buzón, ¡y se la regalaron a Rosita!

-¡Qué buenos son ustedes!-dijo la ardillita, besando emocionada a sus compañeros.

Y se encerró en su casita. ¡Entonces descubrió en un estante nueces, miel y azúcar. ¡Pronto tuvo los bigotes llenos de golosinas!

Al día siguiente vino Luís, el canguro:

-¡Hola, Rosita, te invito a mi fiesta!

-¡Pero eso si que es una buena idea!-respondió Rosita.

Y en ese momento descubrió una cosa:¡Había comido tanto que no pasaba por la puerta!

Primero empujó un poquito, luego otro más, pero no había caso.¡No podía salir!

Y allí se quedó apoyada en la ventana, con cara de disimulo, mientras sus amigos iban a la fiesta de Luís el canguro.

Desde esa vez, todos los días, no bien se despierta, Rosita va a la cocina. Se sube al banquito, toma las nueces y sale de casita.

Así, si come mucho, no se perderá la fiesta de nadie, ¡pues ya está afuera!

 Y colorín colorado este cuento ya se ha acabado.

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